Formación Espiritual

El Nombre de Dios Representa Su Autoridad

En vez de llenarnos de temor, Su nombre debe motivarnos a agradarle y servirle “con temor y reverencia” (Hebreos 12:28). by Capitán Alan J. González

Yo crecí en una familia en la que el sentido de autoridad ha sido muy importante. Mi padre estaba sujeto a sus hermanos mayores. En Venezuela, donde nací, es costumbre que cuando los padres salen de la casa o llegan se les pide la bendición; sin embargo, en nuestra familia, los hermanos menores pedían la bendición a sus hermanos mayores. Existía entre ellos un respeto que se sigue manteniendo, aun cuando ya han envejecido. Ese respeto se deriva de las jerarquías dentro de la familia. Desde niño me enseñaron que mis tíos, tías y abuelos, tenían autoridad sobre mí y había que obedecerles. 

El nombre de Dios es un punto de referencia para saber qué podemos esperar y cómo debemos relacionarnos con él. La autoridad de Dios es Su poder legítimo y capacidad para gobernar el universo. Su nombre representa el dominio que ejerce sobre la creación. La naturaleza le obedece; él puede destruir, restaurar o crear. Los ángeles le obedecen; los demonios y el diablo mismo se sujetan cuando les da una orden (Ver Job 1:12, y 2:6, Marcos 1:34 y 5:12). Esto significa que, por ser Dios, puede llevar a cabo todo lo que se proponga hacer en nuestro favor. En vez de llenarnos de temor, Su nombre debe motivarnos a agradarle y servirle “con temor y reverencia” (Hebreos 12:28).

Un día, Moisés estaba solo, cuidando las ovejas de su suegro, a las que había llevado a pastar a una montaña, repentinamente, notó que un arbusto comenzó a arder; eso es común en los parajes desérticos, pero lo curioso era que el fuego no terminaba de consumir a aquel en particular. Con curiosidad, Moisés se aproximó para ver por qué causa el matorral no terminaba de quemarse. Cuando estaba cerca, escuchó de repente la voz de Dios que le habló desde el fuego (Ver Éxodo 3:1-6).

Luego Dios manda a Moisés que  vaya a Egipto para liberar a Israel de la esclavitud. Dios le dice: “Ve, porque yo estaré contigo”. Entonces Moisés le objetó a Dios: “Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: ‘El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes’. ¿Qué les respondo si me preguntan: y cómo se llama?” YO SOY EL QUE SOY, respondió Dios a Moisés. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “YO SOY me ha enviado a ustedes” (Éxodo 3:14). 

El nombre de Dios es una declaración sobre Su persona. Revela que Dios es eterno, sin principio ni fin. Ese fue el mensaje a Moisés y a los israelitas; fue el mensaje a los discípulos de Jesús; es el mensaje para nuestro tiempo y todos los tiempos.

Dios también se reveló al Apóstol Juan en esos términos” “Yo soy el Alfa y la Omega…el que es, el que fue, y el que ha de venir.” (Apocalipsis 1:8) Alfa y Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego, dando a entender que Él es el primero y el último. Años después de su encuentro con Dios en Sinaí, Moisés escribió: “Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios” (Salmo 90:2).

Dios no tiene principio, y posee vida perfecta e interminable en sí mismo. El Credo de Atanasio, una declaración doctrinal antigua, declara que “El Padre por nadie ha sido hecho; no ha sido creado, ni engendrado.” Dios no necesita de nada ni nadie para existir.”

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